Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Mateo 5: 9
Jehová, el Señor, el Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y grande en amor y fidelidad, que mantiene su amor por mil generaciones, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado. Sin embargo, no deja sin castigo al culpable; castiga a los niños y sus hijos por el pecado de los padres hasta la tercera y cuarta generación. Éxodo 34: 6, 7
Este es uno de los pasajes más citados en la Escritura, repetido en: Números 14:18; Deuteronomio 04:31; 5: 9-10; 2 Reyes 13:23; 2 Crónicas 30: 9; Nehemías 9: 17-32; Salmo 86:15, 103: 8 y 145: 8; Joel 2:13 y Jonás 4: 2, para nombrar algunos. Numerosos otros pasajes aluden a estos versos. Dios demostró su gloria, su honor y su carácter a Moisés ya nosotros.
El perdón es esencialmente un término judicial, en relación con la deuda. Es algo que la persona ofendida otorga al infractor. La reconciliación, sin embargo, se refiere más bien al aspecto relacional, en el sentido de que implica la restauración de la relación entre el ofensor y del ofendido. El perdón borra el mal hecho y la reconciliación suprime el resentimiento entre las dos partes. En consecuencia, la reconciliación es el resultado lógico de perdón, incluso si no se sigue necesariamente que â € “uno puede perdonar a alguien por una acción reprobable y todavía no vincularse con esta persona otra vez. Por lo demás, algunas situaciones hacen difícil una verdadera reconciliación. El perdón rompe el ciclo de mal y culpa. Poniendo a un lado su amargura, el que perdona encuentra la curación. También existe la posibilidad se transformará el delincuente.
¿Cómo podemos aprender a perdonar a aquellos que han pecado contra nosotros?
Nuestra experiencia del perdón de Dios hacia nosotros hace más fácil perdonar a otros. El perdón no es una acción natural, y por lo tanto necesitamos la fuerza y la gracia de Dios para que podamos perdonar a los demás.
Lecciones:
1. El Perdón de Dios
2. La seguridad del perdón
3. Perdonarnos unos a otros
4. Practicando el perdón
5. La reconciliación con Dios y con los demás